O parrulo nun vaso

Imaginaos la siguiente película: Una familia normal y feliz, que vive en un barrio residencial en Amstetten (Austria). La familia está formada por una mujer, su marido y 7 hijos. Existe una hiija, por la que el marido tiene especial predilección, y con la que es muy (quizás excesivamente) cariñoso, pero esta díscola hija se mete en una secta y no se vuelve a saber nada más de ella que una serie de niños que van apareciendo ante la puerta de la familia, con notas manuscritas de la madre que decían "Donde yo estoy no puedo ocuparme de ellos". Así hasta tres veces.

Ahora imaginaos la realidad: El padre, tras violar y abusar de su hija desde los 11 años, ve como esta intenta escaparse varias veces de casa y decide, cuando tiene 18 años, encerrarla en su sótano. Para ello coloca unos paneles que solo se pueden abrir con un mando a distancia, y tras ellos una puerta de seguridad que solo se puede abrir con un código numérico que solo él conoce. Sabe hacer todo esto porque es un electricista trabajador y mañoso. Durante 24 años bajaba al sótano y violaba a su hija, la golpeaba y engendraba otros 7 hijos, de los cuales uno muere. El muerto es incinerado en la caldera de la casa, otros 3 son "abandonados" por su hija a la puerta de casa (como en la película) y otros tres son "encarcelados" con su madre en el sótano.

Imaginaos los resultados de este cautiverio para todos: 3 de los hijos tienen problemas (además de los más que seguros psicológicos por e encierro y maltrato, por la consanguineidad, etc.) de vista y piel al no haber visto nunca el sol. Imaginaos a los otros 3 "abandonados". Que descubren lo que su "abuelito" le había hecho a su madre, quien es esta y que su abuelo es su padre. Imaginaos a la mujer (no soy capaz de entender como no se había dado cuenta de la situación) que descubre lo que hace su encantador (quizás a veces un poco autoritario) marido. Y sobre todo imaginaos a la pobre niña que entró un día por la fuerza en ese zulo, y que sale hecha una mujer, pasados ya los "mejores años" de su vida en el infierno. Con secuelas que nunca podrá curar, con una apariencia 20 años mayor... Imaginaos lo que puede pasar por su cabeza...

Sin duda, como muchas otras veces, la realidad supera con creces la mayor maldad que se pudiese haber inventado la ficción.