O parrulo nun vaso

Tengo la costumbre de pasear por la calle escuchando música, preferiblemente tranquila y de cantautores. A veces, escuchando canciones nuevas (o no tan nuevas) para mi viene esa sensación a mi cuerpo. No se si lo habeis notado alguna vez, pero sientes que lo que dice esa canción, o el ritmo, o todo en su conjunto se corresponde exactamente con tu vida en ese momento. Te ves a ti mismo paseando por las calles como si fueses parte de un videoclip, y este fuese tu vida. Todo cae bajo el influjo y el sonido de esa canción. Y no puedes entrar en tu casa, o en la clase de la facultad, o simplemente parar de escucharla hasta que termina y cuando lo hace, sueles darle al rew y volverla a escuchar una y otra vez, enfermizamente.

Pues eso me ha pasado a mi hoy. Por fin cambié el repertorio de mi ipod e incluí en el a gente como Cifuentes (ya hablaré de el en próximos días) o el gran Carlos Chaouen. La verdad es que me habían hablado maravillas de este hombre, pero hoy se me han confirmado todas escuchando su música. Sobre todas las canciones, no por ser mejor ni más bonita si no por lo que os contaba antes, destacó, para mi, una. Y llegando a casa despues de todo el día escuchándola decidí compartirla con todos los que leeis mi blog.